Incluso la textura temporal de las pinturas revela densidades cromáticas estratiformes e inesperadas. El gesto del excéntrico no imita, no busca la trascendencia; más bien vive en el intervalo, en un espacio incalculable, autónomo. Merleau-Ponty, hablando de arte contemporáneo, llama a esas pausas suspendidas, esa apertura de la respiración rayos del mundo .

Grandes lienzos abstractos, definidos demasiado superficialmente como "informales" y otros, de menores dimensiones, para rememorar los últimos veinte años de actividad. La figura connotante parece ser la energía concreta que conquista el espacio de la pintura: densas islas cromáticas, rojas, azules, o experimentos con un blanco lechoso, atravesadas a veces por gráficas sísmicas; el negro cósmico que lo abarca.