Óleo sobre lienzo con forma.

Procedencia:
- Galería Lucie Weill Seligmann, París (como La Grappe).
- Galería Yvon Lambert, París (como Raisin).

La infancia de Miquel Barceló en la escarpada isla de Mallorca, donde nació en 1957, desencadenó una larga fascinación por el mundo natural en todas sus formas, que le ha inspirado lienzos de ricas texturas que hablan de la materialidad de la Tierra y de sus colores siempre cambiantes.
Considerado uno de los más grandes artistas contemporáneos vivos, Barceló no ha dejado de venerar y hacer referencia a los maestros antiguos. Insistiendo en las propiedades táctiles y materiales de la pintura, sus lienzos son siempre toscos, para transmitir el estado siempre cambiante de la naturaleza y crear una simbiosis orgánica entre la pintura, el lienzo y el propio bodegón representado. El resultado es una obra hipersensible y táctil, en línea con el concepto vienés de arte háptico, que hace que las creaciones del artista sean tan complejas como palpable.